Seis españoles serán galardonados por Horia Barna, director del Instituto Cultural Rumano de Madrid, por su especial apoyo a la cultura rumana, en la primera edicion de la gala AMICUS ROMANIAE.

A lo largo de los últimos años, seis españoles destacaron por el apoyo concreto y constante a la promoción de la cultura y civilización rumanas en España y Horia Barna, que los nominalizó, en signo de reconocimiento y gratitud, al final de su mandato como director del Instituto Cultural Rumano (ICR) en España, organiza para ellos una Gala de entrega de los premios AMICUS ROMANIAE, el miércoles, 10 de marzo de 2010, 20:30 horas, en la Sala de Baile del Centro Cultural del Ejército – Casino Militar, Gran Vía, 13, 28013 Madrid.

Por sus méritos especiales, están nombrados “Amigos de Rumania” Manuel Fuentes Cabrera, presidente de la Asociación Memorial Reales Tercios, Javier Fernández-Lasquetty y Blanc, Consejero de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid, Fernando Sánchez Dragó, escritor, crítico literario, periodista, director y presentador del programa cultural “Las Noches Blancas” de Telemadrid, Héctor Martínez Sanz, escritor y filósofo, director de la revista “Madrid en Marco”, autor del libro “Pentágono”, Daniel Feito Becerro, director coordinador de los Centros Hispano-Rumanos de Alcalá de Henares y de Coslada, Agustín González Plasencia, director de inmigración en el Ayuntamiento de Coslada. Los trofeos son obra de Bogdan Ater, joven artista rumano de Madrid.

En la misma ocasión, Horia Barna presentará, como editor, el volumen ”Pentágono” de Héctor Martínez Sanz, una perspectiva significativa de un autor español sobre Constantin Brâncuşi, Mircea Eliade, Eugen Ionescu, Emil M. Cioran, Tristan Tzara.

Junto a otras incursiones similares del autor español en nuestra cultura, este libro suyo sobre las cinco grandes personalidades del siglo XX, de origen rumano y de valor universal reconocido, representa una contribución notable – objetiva pero al mismo tiempo muy matizada – a las diligencias generales dedicadas a una correcta percepción de la creación y del espíritu rumano, tan necesarias, pero todavía insuficientes.