Las restricciones impuestas por Espana a los rumanos es la mayor decepcion que ahora experimentan muchos de nosotros, especialmente aquellos que creiamos que podemos considerar este magnifico pais como nuestro segundo hogar. En un intento inutil de borrar la amargura diaria de nuestra emigracion y con la ingenuidad que nos hizo salir de nuestro pais, nos dejamos conquistar facilmente por la amabilidad de la gente espanola y por las continuas muestras de apertura de las autoridades espanolas que nos han tratado a menudo con la debida consideracion como ciudadanos. Era facil caer en la tentacion de sentirse de nuevo en casa.

Sin embargo, la crisis economica y el colapso del sueno occidental, levantado sobre los pies de barro de la economia de consumo, revelaron la verdadera identidad de tipos de Wall Street como Madoff y sacaron a la luz los impulsos xenofobos, reprimidos antes por el „estomago lleno” de la burbuja economica.

La decision del gobierno Zapatero es muy clara: no necesitamos mas rumanos. Como si se tratara de un producto de consumo. Y la calle le da su apoyo, incluso los rumanos que apoyan como pueden la salida de Espana de esta terrible crisis. Sin embargo, la ley esta quitando del medio a cientos de miles de rumanos y a sus familias que llevan muchos anos aqui por el simple hecho de no estar ni en paro oficial, ni trabajando a fecha de 22 de julio.

Por otra parte, los que estan aqui ya son demasiados, segun la logica de la ley. Por lo tanto, nos hemos visto atrapados por una ley que borra todo lo que tiene bueno la comunidad rumana de Espana. Tambien, a pesar de las declaraciones oficiales, las restricciones afectan a mas de 300 mil rumanos que estaban ya en Espana, porque a traves de las restricciones, el gobierno les quita el derecho de trabajar libremente. Todo para presentar mejores cifras antes de las elecciones.

Lo mas duro es que el mensaje que ahora percibe el rumano en Espana es que su presencia aqui tenia un proposito bien definido y que ahora ha desaparecido y que ademas estaba ocupando el sitio de otro. Asi que, como es normal, el Estado se preocupa antes de nada de sus propios ciudadanos.

En cambio, nosotros, los que decidimos integrarnos aqui a pesar de todas las adversidades y tuvimos el coraje de traer aqui tambien a nuestras familias, nos estamos tragando estas restricciones en el mercado laboral como una medicina amarga esperando despertar a la realidad de que, al final, para los politicos somos una mera mercancia.

Aun asi cualquier inmigrante puede aceptar su condicion con todas las dificultades porque tiene un objetivo claro, a largo plazo, que sus hijos no tengan que ser inmigrantes en el pais que nacieron: Espana.