Entre 1949 y 1989 debido, en gran medida, a la industrialización y al proceso de cooperativización, la población de Bucarest creció desde menos de un millón de habitantes hasta más de dos millones. Hacia 1977 la mitad de la población de Rumanía, unos 10 millones de personas, vivía en las ciudades. Así, principalmente entre 1965 y 1989, una gran parte de los cascos antiguos de las ciudades fueron demolidos y sustituidos por enormes bloques de hormigón (ver Bloques, de 12/10/2009, y Ceauşima, de 04/08/2010) donde alojar a las masas de trabajadores.

En el afán constructivo del régimen comunista, se atendió más bien poco a detalles que embelleciesen los edificios, primando la velocidad de construcción frente a la belleza de las formas, sin embargo, no todo fueron paredes uniformes y colores apagados, la arquitectura totalitaria también dejó un espacio a los mosaicos que cubrían algunas fachadas, aunque siempre para recordar al ciudadano las bondades del sistema.

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En el Liceul Teoretic Tudor Vladimirescu (Bl Iuliu Maniu, nº 15), muy cerca de la Universidad Politécnica,  se levanta una de tantas escuelas construidas entonces, sin embargo, uno de estos mosaicos embellece la fachada principal. Dos jóvenes, un hombre y una mujer, se elevan hacia el cielo escoltados por la paloma de la paz que lleva en el pico una rama de laurel. A su alrededor, unas órbitas bien trazadas y, sobre ellos, el satélite Sputnik con una tesela roja representando la estrella roja.

 

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